Crónicas de una vida sin Basket

Por más sorprendente que parezca llevo ya algo de dos meses sin jugar al basket, y sin miedo a exagerar debo decir que estoy a punto de perder la cordura, ya que ni incluso cuando he llegado a padecer de algunas “relativamente graves” lesiones he dejado de jugar por tanto tiempo(1). Acostumbrado ahora a jugar al menos una vez por semana, y en el peor de los casos por lo menos 2 veces al mes, esta para inusual e inevitable de pichangas está haciendo que no sólo mi estado físico se vea deteriorado(2), sino también, y más importante aún, mi estado mental. En efecto, si bien ahora tengo alicientes para empezar contento cada día – cosa que hago indefectiblemente –, las energías con las que me levanto el día Lunes (y por consiguiente cada día de la semana) no son las mismas, ya que la carga de esas pequeñas cosas que llego a acumular durante el resto de la semana ya no tienen ese idóneo canal de defogue, como lo es el disfrutar de dos cosas: compartir y competir en compañía de mis amigos y jugar al basket. Al menos puedo decir que permanezco cuerdo (hasta ahora), y no me imagino envejecer sin seguir practicando el deporte que tanto me gusta, y en compañía de mis “patas”, quienes al parecer comparten la misma opinión que yo al respecto. Lo irónico es que el domingo pasado hubo por fin cancha, ya que aparentemente concluyeron las remodelaciones que le estaban haciendo a las losas plurideportivas de la AELU, y no hubo quórum porque la gente (al haberse acostumbrado a no jugar) hizo planes por otros lados. Y para rematar, el domingo que sigue, 31/7/05 forma parte del feriado largo por Fiestas Patrias, y lo más seguro es que tampoco juguemos. En fin, ya no puedo contener las ganas y emoción de poder jugar y poder “patear” nuevamente a mis “peces”...... aunque me pregunto cómo será ahora que no está mi hijo? Pues ya lo veremos. Paciencia, paciencia, que al menos el domingo que le sigue habrá por fin, y luego de un largo tiempo de espera, BASKET!!!!!! en la AELU. (1) Recuerdo con nostalgia aquellos días de colegios en donde podía jugar al basket por lo menos 6 días a la semana, y cuando había campeonato en la AELU los 7 días de la semana. Era increíble cómo podíamos jugar los sábados desde las 9 a.m. hasta las 7 p.m., y eso que parábamos porque el sol se ocultaba y no podíamos ver nimichi. Días aquellos que no volverán.... (2) Después de ver a Pazos en la despedida del Patricio me hizo caer en cuenta que nadie tiene el físico comprado.... y bueno, que después de todo, nada en la vida es tan malo .